domingo, 6 de noviembre de 2011

Mal tiempo

Otro día más de llegar tarde a clase, tras desoír el sonoro consejo (con el modo repetición activado) de mi cómplice despertador. Una mañana de esas en las que no siento preocupación alguna por entretenerme dando un inocente rodeo en mi bici, que me lleve a las aceras que atravesé de tu mano, varias lunas atrás. Sigue lloviendo desde entonces, así que llevada por un pensamiento inercial, automático, empiezo a avanzar deprisa, en contra de lo que, por otro lado, me piden las ganas de detenerme, de pararme a observar la vida en la calle y dejar el deber para más tarde. Pero quién sabe, quizá algún compañero me vea desde la ventanilla de su coche, recreándome en la nada, moviéndome lentamente sobre mi bici, y me tome por loca, incapaz de fabricar una excusa convincente que justifique mi retraso al atravesar el dintel de la puerta de la sala 2 de la facultad. De todas formas, tampoco me incomodea en demasía la hipotética mirada de un simple conocido; ni siquiera la lluvia y el frío otoñal que me envuelve me están invitando a avivar la marcha. La necesidad de acelerar que ahora siento correr por mis venas, la llevo ya dentro hace tiempo, sin saber muy bien de dónde proviene. Así es que creo que hoy, finalmente, no iré a clase. (Imagen tomada de la selección del Noveno Concurso de Fotografía de la Calle del Sol 2011 para su concurso de microrrelatos)

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